CGT quiere solidarizarse con Axola, asociación que tiene por objetivo la defensa del carácter público de los servicios sociales, que publicó un artículo firmado por su presidenta, Ana Fernández, que es además técnica del Ayuntamiento de Pamplona titulado Por el derecho a un servicio de atención a domicilio público.

En él se criticaba la política del Gobierno de Navarra que quería llevar en relación a este servicio, desintegrándolo en dos modalidades con el único objetivo de privatizar servicios. Asimismo se solidarizaba con la lucha que estaban llevando las trabajadora familiares por el SAD público para Pamplona, reivindicando la no amortización de sus plazas de la plantilla orgánica apoyadas por UPN y PSN, hecho que a día de hoy ya ha ocurrido.

Es un hecho normal en nuestros días que profesionales se comprometan por el desarrollo de los servicios, aunque la defensa del carácter público de estos debería de ser tarea de toda la población. El que los profesionales de esos servicios sean los primeros en dar la voz de alarma es algo normal e incluso forma parte de su responsabilidad profesional y personal. Así lo han hecho, por ejemplo, los profesionales de Atención Primaria de Salud ante el deterioro en que se estaba dejando caer estos servicios. Y así deben seguir haciéndolo; ellos, que son los que tienen una visión más cercana de la realidad, deben hacer de puente respecto al conjunto de la sociedad.

Este hecho normal, no lo fue para los gobernantes del Ayuntamiento, incapaces de soportar la más mínima oposición a sus decisiones, que calificaron el escrito de "soflama incendiaria" e iniciaron una campaña de descalificación y persecución de la firmante del artículo. Algo propio de la tendencia al totalitarismo a la que parecen abocar quienes detentan el poder.

Al socaire de las imposiciones neoliberales, de la que los gobernantes del Ayuntamiento son adalides, aceptamos ideas que deberíamos considerar aberrantes, si no delitos; por ejemplo que los administradores de lo público se empeñen en privatizarlo todo hasta quedarse sin nada que gestionar. Aceptada esa lógica como óptima, ¿por qué no privatizar la alcaldía de Pamplona y el resto de la corporación? Seguro que habría empresas que ofertarían alcaldes y concejales de las distintas áreas con demostrada capacidad y experiencia; y más baratos, que es el objetivo de esta ola privatizadora.

CGT que se encuentra apoyando las movilizaciones de las trabajadoras del SAD, a las que animamos a seguir en su pelea; el conflicto de la escuelas infantiles, que volverá con el principio de curso; las contratas públicas municipales, también en el disparadero de la privatización; mostramos también nuestro apoyo y solidaridad a la denuncia de Axola. Creemos que es su misión y razón de ser, y les animamos a que sigan en su empeño por la defensa de los servicios públicos; al mismo tiempo que denunciamos públicamente la persecución de la discrepancia por parte del Ayuntamiento de Pamplona, un hecho que queda dentro de los parámetros del totalitarismo, que frecuentemente incurren muchos de los poderes democráticos.